Arden las redes de Juan Soto Ivars
Juan Soto Ivars escribió Arden las redes y lo publicó el 27 de abril de
2017. Juan Soto es un escritor y periodista español, autor de varias novelas y también de
algunos ensayos. Nació en Murcia en el año 1985 y ha sido columnista en Tiempo de Hoy
y en El Confidencial. Asimismo, también ha trabajado en medios de comunicación como
El Mundo y El País. El ensayo comienza con la importancia del concepto de "poscensura" y con la siguiente
afirmación del autor: El periodista afirma que, si la población está realmente interesada
en la libertad de expresión, habrá libertad de expresión a pesar de que existan leyes que
busquen reducir o suprimir este tipo de libertad. Sin embargo, si la población no se
implica en la defensa de la libertad de expresión, esta misma desaparecerá, aunque existan
leyes que la amparen. Esta afirmación es una de las ideas principales de Arden las redes.
A Juan Soto no le agrada la idea de que los usuarios relaten constante y detalladamente
sus vidas en las redes, y además critica el hecho de que muchos usuarios se ofendan por
cualquier opinión que se haya publicado en las redes sociales. A este tipo de
acontecimientos, el autor lo califica como "poscensura". Cabe destacar que la llegada de
la Ley Mordaza ha supuesto una serie de cambios en nuestra democracia. Previamente a
esta ley, la policía sugería ignorar a aquellas personas que atentaban contra el honor y la
privacidad, no obstante, en la actualidad, esas personas pueden ser denunciadas y
acusadas de delito de odio. Por añadidura, los empresarios también se han sentido
amenazados por esta ley últimamente, por ejemplo: Muchos empresarios del sector
mediático reprimen a los periodistas para que la empresa no sufra las consecuencias de la
Ley Mordaza.

Según el periodista, el origen de los "linchamientos" de las redes sociales es el miedo y
como ejemplo, Juan Soto ha narrado la historia de una mujer, víctima de la violencia de
género. La protagonista de uno de los primeros capítulos de Arden las redes creó las bases
de lo que fue la Ley Seca de Estados Unidos. Esta ley prohíbe el consumo del alcohol y
da la casualidad de que el marido que la maltrataba era alcohólico. Según el periodista,
esta ley atenta contra la libertad de las personas y su origen fue simplemente el miedo de
esta mujer. En la actualidad, los ataques que surgen en las redes sociales también
provienen del miedo y para defenderse de este miedo, el usuario se integra en un colectivo
para atacar a las personas que se expresan libremente en las redes sociales. Así explicaba
Juan Soto en su libro esta teoría.
A continuación, el autor comienza a relatar ciertos aspectos sobre Stalin. En primer lugar,
afirma que era un dictador y consumidor de poesía. Stalin impuso una censura en la URSS
y creó el realismo soviético porque desde el punto de vista del dictador, el vanguardismo,
el futurismo, el dadaísmo y el cubismo eran movimientos artísticos burgueses.
Por aquella razón, Stalin decidió crear el realismo soviético. Una de las víctimas de la
censura soviética fue un poeta ruso que quemó sus manuscritos por miedo a que la policía
los encontrase al registrar su casa. El poeta ruso no era consciente de que la policía ya
había registrado su casa previamente y había realizado una copia de su obra. Juan Soto
afirma que se trata de una paradoja puesto que, en la actualidad, se conoce esta obra
gracias a la censura. Es decir, tras 15 años de la muerte de Stalin, se publica esta obra
rusa. Además, la mayoría de los autores rusos fueron fusilados o sometidos al
exilio. Asimismo, el periodista comienza a comparar a la censura franquista con la "poscensura" contemporánea (concepto que el autor ha desarrollado). Inicia su comparación con la explicación del procedimiento
franquista y de la actuación de los censores al obedecer las normas de los dirigentes
franquistas. Según el autor, "paradójicamente", estos censores se convirtieron en
mejoradores de estilo o incluso en editores. Durante los últimos años del franquismo hubo
una "libertad vigilada" que desaparece con la muerte de Franco en el año 1975. La
"libertad vigilada" permitió la publicación de textos marxistas, pero estos debían ser
editados y controlados por la dictadura franquista. En este capítulo, el autor afirma que
en varias ocasiones la censura estatal representa a la sociedad puesto que, satisface las
peticiones de determinados sectores que se sienten ofendidos por diferentes ideas.
Asimismo, Juan Soto critica la hipocresía de la sociedad actual a la hora de compaginar
la defensa de la libertad de expresión con la poscensura en redes sociales cuando varios
usuarios piden que se cierre un canal de YouTube o que se elimine un libro por no
concordar con sus ideales. Además, afirma que la censura puede surgir sin necesidad de
que haya un Estado que la imponga. ¿Cómo? A través de la sociedad que "persigue" a las
personas que opinan libremente.
"La censura atenta contra nuestras ideas, aunque estas no hayan salido a la luz, los censores intentan jugar con nuestra mente para que evitemos sacar a la luz nuestras ideas reprimiéndonos, eso mismo ocurrió con el poeta ruso, el Estado juega con ese 'derecho' a hurgar en nuestras obras y en la actualidad, a hurgar en nuestra mente".
Según el autor de este libro, el secreto profesional del periodismo también es libertad de
prensa. Juan Soto explica que hace años el secreto profesional del periodismo no existía
ya que, un juez de la época podía obligar a los periodistas a revelar su fuente. No obstante,
los periodistas renunciaron a publicar sus artículos por miedo a las consecuencias de
aquella revelación de fuentes periodísticas. Más tarde, se aprobó "el secreto profesional
del periodismo" porque la población empezó a convocar muchas huelgas para defender
la libertad de prensa.
En el contexto del 11-M, los políticos eligieron a los directores de los medios de
comunicación y controlaron a los medios privados bajo una influencia económica basada
en el crédito privado y en la publicidad. En este ensayo se recalca una de las
consecuencias de la poscensura: Las empresas despiden a los trabajadores que han sido
"linchados" en las redes sociales para proteger la reputación de la empresa. Además, Juan
Soto afirma que "el poder no es amigo de la libertad de expresión y que las empresas
son poderosas".
Arden las redes recoge una serie de experiencias y polémicas que varios escritores,
periodistas y entre otras personas relevantes, han vivido. Hernán
Migoya fue discriminado por profesionales de la literatura por pertenecer al mundo del
cómic y acusado por hacer apología de la violación en uno de sus libros.
El periodista recalca en su ensayo que la poscensura se ve reflejada en las redes sociales,
en la crisis de legitimidad de la prensa, la corrección política y en las guerras culturales.
Estos conceptos tienen un papel fundamental en todo el ensayo de Juan Soto. Por una
parte, la doble vida basada en lo offline y en lo online ha estado presente durante estos
últimos años. Existe el yo auténtico y, al contrario, también existe la marca personal.
Según el autor, la libertad de expresión es menos peligrosa en el mundo offline. También
ha afirmado que las redes sociales no fueron un invento necesario para la humanidad.
"Para las empresas cada usuario es ganado en una granja inmensa de información", asegura el autor.
El caso Frisa fue bastante polémico en España. Juan Soto cuenta en su libro cómo fue
para María Frisa el ser acusada de hacer apología al machismo y al bullying en su libro
75 consejos. Yara, una adolescente que reivindica sus derechos en Twitter, le explica a
Juan Soto Ivars su opinión con respecto al caso Frisa. El autor afirma que el mayor éxito
de la poscensura es hacernos creer que no existe y lo argumenta con la siguiente
afirmación de Yara: "A veces la censura es necesaria para que aquellas personas sensibles
no se vean afectadas por esas apologías". María
Frisa volvió a publicar libros infantiles, aunque siguió reaccionando con miedo a las
opiniones del público.

Juan Soto afirma que en la poscensura no hay matices porque siempre es todo blanco o
negro, que siempre hay privilegiados que oprimen a víctimas... Según el autor, esta
técnica es utilizada para demostrar poder y no para que el resto de los usuarios se
disculpen.
El autor de este ensayo afirma que los atacantes de las redes buscan llamar la atención
utilizando la primera persona del plural (nosotros). Una vez explicada la polémica que
provocó Haplo Schaffer, Juan Soto afirma que en esta "batalla" los autores pierden
creatividad, Haplo pierde la batalla y la editorial del libro que ha sido criticada pierde
seguridad y valentía. ¿Entonces quién gana? Pregunta retóricamente Juan Soto... Según
el autor, el ganador de esta batalla siempre es Google, debido a que muchas personas investigan sobre las polémicas en este famoso buscador, lo que aumenta la publicidad y, por lo tanto, los
ingresos que recibe Google.
Sin embargo, Juan Soto critica la tendencia que tienen los usuarios de las redes a la hora
de rechazar las opiniones ajenas cuando estas provienen de colectivos diferentes a ellos.
En uno de los capítulos de Arden las redes, el autor menciona el concepto de copito de
nieve. Este concepto hace referencia a la generación de jóvenes moralistas que se ofenden
por cualquier elemento que no se asemeje a sus ideales. Asimismo, este concepto es muy
utilizado por la derecha para criticar las opiniones liberales. Además, la izquierda ha
tendido a dividirse históricamente. En cuanto a la corrección política, el autor afirma que
es correcto modelarse por el discurso políticamente correcto, pero no lo es el hecho de
imponerlo en la sociedad. "Cuando se implantan la guerra cultural y la corrección política
en la sociedad, surge la poscensura", afirma el periodista. Con respecto a la corrección política, el autor afirma
que emplear eufemismos no elimina las injusticias. Juan Soto asegura que el
empoderamiento de las palabras discriminatorias y la corrección política no agradan a la
ideología derechista, y que de esta manera aumentan los votos de la población a la derecha. Un claro ejemplo
fue la victoria de Trump en 2016. Además, reemplazar palabras ofensivas con palabras
suaves no erradica las opresiones. Según el periodista, esta tendencia implica el
blanqueamiento del lenguaje. Asimismo, el autor confirma que la guerra cultural es un
"choque" de opiniones, y que en la libertad de expresión debe haber matices
porque nuestros "enemigos tienen el mismo derecho a expresarse que nuestros aliados".
La guerra cultural es la lucha por la hegemonía política, y según el autor esta misma
provoca una sensación de comunidad, puesto que el algoritmo de las redes sociales une
en un grupo a los usuarios que poseen una misma ideología. Asimismo, Juan Soto afirma
que el movimiento catalán busca beneficios políticos y económicos mediante una técnica
basada en el populismo, y como ejemplo, menciona el caso de Ada Colau. Además, según
el periodista, el movimiento catalán es confuso porque mezcla elementos izquierdistas
con elementos derechistas. No obstante, con el caso Azua, defiende que los comentaristas
políticos tienen derecho a criticar a políticos.
Por añadidura, Juan Soto critica a aquellas personas que se oponen a la censura y a la Ley
Mordaza y a su vez emplean esa poscensura contra la libertad de expresión en las redes
sociales. Además, el autor asegura que todos los bandos de la guerra cultural exaltan su
victimismo para justificar sus actos y para explicar esta idea escoge como ejemplo el caso
de Cristina Pedroche. El colectivo feminista de Twitter criticó el vestido que llevaba
puesto Cristina Pedroche durante las campanadas por ser fruto de la cosificación de las
mujeres en el sector mediático. De este modo, el autor criticaba las consecuencias del
victimismo de la guerra cultural, puesto que el hecho de defender la dignidad de Pedroche
implicaba arrebatársela al opinar una red social por ella. Asimismo, Juan Soto afirma que
la libertad de expresión es un derecho universal, aunque para ciertos colectivos deje de
serlo cuando esa opinión o idea libremente expresada no concuerde con sus ideologías. Sin embargo, una de las causas de la crisis de los medios de comunicación se basa en el
nivel de difusión que alcanzan los periodistas. En la actualidad, una noticia es valorada si
llega a ser viral en las redes sociales y un periodista cobra dependiendo de lo viral que
alcance a ser su noticia, de modo que el periodista emplea titulares sensacionalistas o un
clickbait con el objetivo de impactar a los lectores y hacer creer que la noticia contiene
información relevante. Además, en este ensayo, el autor
afirma que los usuarios de las redes sociales son los que actualmente definen la agenda
mediática. Uno de los efectos que ha causado el clickbait ha sido la polémica de la
"prohibición de los memes en las redes sociales". El BOE desmintió aquel dato afirmando
que simplemente se iba a considerar la difusión de la vida privada de los políticos como
un "daño contra el honor y la intimidad", pero la prensa y las redes manipularon este dato
causando "revueltas" en internet.
Según Juan Soto, la "titularitis" es bastante común en las redes sociales. Este concepto
hace referencia a la práctica de difundir titulares e informarse solamente a través de los
titulares de prensa sin leer el cuerpo de la noticia, además, esto provoca una falsa realidad. "Las redes sociales desprenden falsedad, personajes irreales e
hipocresía, además son un escaparate de las inmoralidades", asegura Juan Soto.
Asimismo, el periodista afirma que la poscensura se caracteriza por el sensacionalismo,
la guerra cultural y por los escándalos provocados en Twitter.

¿Las redes sociales definen a las personas? ¿Somos iguales en persona que en las redes?
¿Un psiquiatra puede diagnosticarle a una persona psicopatía basándose solo en 140
caracteres de Twitter? El autor quiso tratar estas cuestiones en los últimos capítulos. Según Juan Soto, las personas no somos
como lo que aparentamos en las redes sociales, y, además, se suele confundir la esfera
pública con la esfera privada. A continuación, Carlos Ory afirma que la culpa de que sus
chistes lleguen a los familiares de la víctima la tiene la persona que ha difundido el chiste
y no él como autor. Ana Pastor asegura que no hay reglas en las redes y que por ello
aumenta la violencia verbal.
Respecto al machismo (concepto que también ha tratado en su libro), Juan Soto afirma
que esta opresión es sutil y que está impuesta en toda la sociedad a pesar de que haya
democracia. Asimismo, los colectivos feministas afirman que la cultura y la educación
también son culpables de la cosificación de las mujeres, y que por eso hay que reeducar
a la sociedad con el objetivo de erradicar el machismo. En cuanto al caso de Jorge Cremades, Juan Soto se pregunta por qué se juzgó
solamente a Cremades si no es el único humorista machista. "Destruir a Cremades no
acabará con el machismo" afirmó el periodista.
El autor insiste en que el Estado democrático demuestra si una persona ha incumplido la ley o no, no demuestra si alguien es moral o inmoral, mientras que en las redes hay un examen moral y una serie de jurados voluntarios. Del mismo modo, la poscensura confunde la justicia con la venganza y la acusación, y se acusa a las personas por lo que se ve de ellas en las redes sociales, sin conocerlas en realidad. Juan Soto defiende que, si una persona utiliza su libertad de expresión para manifestar barbaridades, sería justo que la gente pueda utilizar su libertad para criticar ciertas barbaridades.
En definitiva, ¿nos expresamos nosotros o se expresa a través de nosotros la multitud? Según el autor, cedemos a la presión de grupo por miedo a la exclusión social y para ser aceptados decimos lo que piensan los demás, no lo que pensamos nosotros. Sin embargo, la autocensura implicaría corregirse a uno mismo, de modo que es una decisión íntima, si el origen de esta "autocensura" es el miedo, automáticamente se convertiría en censura. "Cuando un abogado aconseja a una revista no publicar por temas legales es por una censura estatal, cuando la línea editorial lo aconseja por otra razón, es autocensura", explica el periodista. Aunque, según Juan Soto no se persigue a los políticos ni a la censura estatal o a la Ley Mordaza, sino que se persigue a los ciudadanos, a simples usuarios de redes sociales. "La sociedad está dividida", afirma el periodista.